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Parábola del Trapecio

Hace tres años, cuando una vez más cambiaba de país, mi gran amiga María Paula Reinbold me regaló este precioso texto. «A veces siento que mi vida es una serie de trapecios. Me encuentro en un trapecio columpiándome o, durante algunos momentos, me lanzo a través del espacio que hay entre los trapecios. La mayor parte del tiempo paso la vida agarrándome a la barra del trapecio de ese momento. Me transporta a cierta velocidad constante durante el balanceo y tengo la sensación de que controlo mi vida. Conozco las preguntas adecuadas e incluso algunas de las respuestas. Pero a veces, cuando me estoy balanceando alegremente, o no tan alegremente, miro delante de mi y ¿ qué es lo que veo en la distancia ? Veo otro trapecio viniendo hacia mí. Está vacío y sé, en ese lugar de mí que sabe, que ese trapecio lleva mi nombre. Es mi paso siguiente, mi crecimiento, la vida que viene a buscarme. Desde el fondo del corazón sé que, para crecer, debo soltar mi agarre actual que …

Quisiera decir cómo me llamo

León Felipe Ando buscando hace ya tiempo una autobiografía poemática que sea a la vez corta, exacta y confesional. Corta. Como una cédula, como una ficha, más corta aún, como una tarjeta de visita; como una inscripción en una piedra dura, como una llamada, como un nombre en la sombra. Busco un nombre solamente. Mi verdadero nombre (no mi nombre de pila ni mi nombre de casta), mi nombre legítimo, nacido del vaho de mi sangre, de mis humores y del viejo barro de mis huesos que es el mismo barro primero de la Creación, de donde salen las uñas y las alas; mi nombre escrito con las huellas de mis pies sobre la arena blanda, hasta meterse otra vez en el mar, dejando un eco inextinguible en el viento, delante de mí, y la vieja voz que me persigue, a las espaldas. Mi nombre auténtico que le ahorre tiempo al psicoanálisis, al confesor, al cronista y al portero del cielo o del infierno. Un rápido expediente para poder decir en seguida ante cualquier sospecha: …

No te rindas

Mario Benedetti No te rindas, aun estas a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo. No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo. No te rindas, por favor no cedas, aunque el frio queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento, aun hay fuego en tu alma, aun hay vida en tus sueños, porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque lo has querido y porque te quiero. Porque existe el vino y el amor, es cierto, porque no hay heridas que no cure el tiempo, abrir las puertas quitar los cerrojos, abandonar las murallas que te protegieron. Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar el canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos, No te rindas por favor …