«Algunas de nuestras miradas
retornan para comprobarse en nosotros
o quizá para permitir que nos miremos desde enfrente
como si quisieran demostrarnos
que lo que nos ocurre es una copia de lo que no nos ocurre
Hay momentos y hasta quizá una edad en nuestra imagen
en que todo cuanto sale de ella
vuelve como un espejo a confirmarla
en la propia constancia de sus líneas»
Roberto Juarroz
Por: Marcela Campos
Como psicóloga, como caminante de la vida y como psicoterapeuta desde hace 10 años, he aprendido a escuchar, a observar los miedos y las corazas del ego, a entender los matices del dolor humano, las tristezas profundas del alma, y la sensación de vértigo que genera la incertidumbre de ciertos momentos de la existencia; he entendido que los caminos de la vida son diversos, ricos, y a veces vertiginoso; he transitado con otros la angustia que generan las pérdidas, las frustraciones, los cambios y las crisis. También he visto el crecimiento, la evolución, la madurez, la fortaleza, la alegría, y la enorme capacidad de sobreponerse al dolor que tenemos los seres humanos.
Ser testigo de los intríngulis de la vida y de sus consecuencias, las cuales deben entenderse desde su complejidad, ya que normalmente engloban una respuesta multidimensional que incluye aspectos cognitivos, emocionales y fisiológicos; me ha permitido construir una mirada holística del ser humano y de los procesos de psicoterapia, una mirada que va mas allá del diagnóstico (necesario en muchas ocasiones) y del arsenal de técnicas que tenemos los psicólogos (necesarias en muchas ocasiones), y se acerca más hacia una mirada empática que invita al otro a poder ser el/ella mismo/a, a expresar las luces y las sombras de su interior, y los altos y los bajos del rio de la vida, una mirada inevitablemente humana que recoge elementos técnicos de diferentes corrientes de la psicología, y que estimula al otro a la reflexión y a la automirada como elemento para el cambio de perspectiva.
Es finalmente una mirada en compañía sobre el propio yo, sobre las propias cavilaciones y el dialogo interno, sobre lo que hago y no hago, sobre lo que siento y dejo de sentir, sobre lo que anhelo, sobre como me relaciono con el otro y con el mundo, sobre lo que soy y cuan responsable soy de mi vida, lo que nos acerca a ver los puntos ciegos de nuestro carácter, como gestionarlos, y las fortalezas del mismo.
Es ahí, en esa mirada hacia adentro con un otro donde pueden empezar a entenderse con más claridad ciertos detalles sobre la vida y su sentido, sobre las manifestaciones del inconsciente, las neurosis con las que tropezamos una y otra vez, y sobre los caminos a recorrer para acercarnos al bienestar, a una coherencia mas cercana con nosotros mismos, y a un lugar interno de comprensión, aceptación y calma desde el cual vivir y habitar esta existencia.
Sí, el camino es volver la mirada hacia tu interior viendo todo lo que hay en ti (sin olvidar que existe un otro), observar tu vida y tu yo con confianza, con consciencia de cuales son los efectos de tus actos y de tus pensamientos en ti y en tus relaciones humanas; ese es el camino para actuar con consecuencia, el camino que puede acerarte paso a paso a muchas de las cosas que quieres.
Así que camina, emprende, explórate, entiéndete, en cada escalón encontrarás el impulso y la señal para el siguiente paso.