Por: Marcela Campos
Hay momentos en la vida en los que sentimos que todo se paraliza, que transcurre demasiado lento. Sabemos que son momentos cruciales, en los que debemos tomar decisiones, elegir entre varias posibilidades. Pero pasan las horas y los días, los meses y a veces hasta los años y no tomamos esa decisión.
Es como si todo se pusiera en nuestra contra para hacerlo, hay miles de cosas urgentes que nos impiden dar ese paso, y siempre aplazamos el momento de tomarnos tiempo para reflexionar y tomar por fin, la decisión. Da la sensación de que el momento adecuado para tomarla no llega.
Conozco esos momentos, realmente son momentos difíciles, porque nuestro corazón nos lleva por un camino, pero nuestra mente por otro. Nos sentimos entre la espada y la pared y, a veces, puede provocar malestar físico como nudos en el estómago, taquicardias, insomnio, ansiedad o incluso provocar verdaderas enfermedades.
¿Qué está ocurriendo? ¿por qué cuesta tanto tomar esa decisión? ¿por qué esa sensación de atasco?
Puede ser que lo que esta ocurriendo es que esa decisión con la que estás atascada/o sea sólo la punta del iceberg. Es sólo un mero síntoma de algo mucho más importante. Es algo que trae consigo una decisión de profundo cambio, de un camino que sientes que si tomas no tienes retorno, un salto al vacío y sin red ni arneses que te sostengan.
Quizá piensas que quieres decidir si volver a trabajar después de la crianza de tus hijos y te cuesta decidir en que trabajar, pero por debajo puede que no estés segura de si seguir o no con tu pareja y si vuelves a trabajar tendrás independencia económica y entonces ya no dependerás de él y deberás tomar la gran decisión de si continuar o no con la pareja. Aquí la decisión que paraliza es “sigo o no sigo con mi pareja”.
Quizá no puedas decidir si dejar tu trabajo actual, que no te llena, y dedicarte profesionalmente a eso que tanto te fascina, por debajo está la decisión de confiar en tí y en tu capacidad de emprender y generar ingresos y lo que pasará si tienes éxito. ¿Qué cambiará en tu vida actual? ¿cómo afectará a tu entorno? ¿estás dispuesta/o a aceptar esa nueva situación con todas sus consecuencias? Cuando des respuesta a esas preguntas podrás por fin decidir que hacer.
Son sólo dos ejemplos, pero cuando las decisiones se dilatan puede ser que haya otra decisión más importante por debajo y aún no estas alineada/o para asumir las consecuencias que esa decisión tendrá.
A veces pequeñas decisiones esconden grandes transformaciones y eso nos pone fuera de la “zona segura”, nuestra mente y nuestro ego comienzan su misión de protegernos, y de manera inconsciente comenzamos a crear una realidad que nos impide tomar esa decisión. Y así se produce el atasco.
¿Te gustaría salir de ahí? ¿quieres desatascar algunos aspectos de tu vida? Pregúntate por lo que hay debajo de la punta del iceberg. De esa manera empezarás un camino alineado con tu necesidades, el cual te ayudará a enfrentarte contigo mismo y con tu yo mas profundo.
Ese camino es la ruta que te permitirá tomar la verdadera decisión.